jueves, 29 de agosto de 2013

La literatura afroestadounidense, 50 años después de Luther King

La literatura negra estadounidense, prácticamente ignorada antes del movimiento de los derechos civiles liderado por Martin Luther King Jr. hace medio siglo, se ha convertido hoy en parte de la identidad cultural de Estados Unidos.
En 1962, en la Universidad de Stanford, California, no se estudiaban escritores negros, dice Carolyn Karcher, profesora de literatura en la Universidad de Temple en Filadelfia (Pensilvania). "Tampoco había estudiantes o profesores negros, o eran muy pocos".

Tres décadas después, una autora como Toni Morrison fue galardonada con el Premio Pulitzer con "Beloved" en 1988, el galardón literario más prestigioso de Estados Unidos, y el Nobel en 1993.
"Ganar como estadounidense es muy especial, pero ganar como negro estadoundiense es increíble", dijo al aceptar su premio.
Escritores como Alice Walker ("El color púrpura", 1982), Terry McMillan ("¿Dónde están los hombres?", 1992) e incluso Zane, autor de novelas eróticas, son distinguidos en forma regular actualmente, o se encuentran entre los de mayor venta en las librerías estadounidenses.

"Hoy en día es imposible seguir (la literatura estadounidense) sin estudiar lo que escriben los afroamericanos", afirma Karcher. "El movimiento de derechos civiles estimuló a los jóvenes negros, que se manifestaron para cambiar los programas universitarios".
Liderados por la poeta negra Sonia Sánchez, en la Universidad de San Francisco se abrió en 1968 el primer departamento de "Estudios Negros", que reconocía la literatura afroestadounidense como un género en sí mismo.
Muchos escritores negros comprometidos, como Martin Luther King Jr., con la larga lucha de los negros por la igualdad y la libertad, fueron inspirados por este pastor convertido en ícono tras su asesinato en 1968.
Entre ellos, John A. Williams, con su ensayo de 1970 "The King God Didn't Save", Charles Johnson con la novela "Dreamer" de 1998, e incluso Ho Che Anderson con el cómic "King".
En "Meridian" (1976), Alice Walker retrata a una heroína que adopta los métodos de resistencia pacífica de un pastor en el agitado Sur de principios de los años 1960. El capítulo final, titulado "Free at Last" (Libre al fin), es una alusión directa al discurso "I Have a Dream", pronunciado por King el 28 de agosto de 1963 en Washington.

"Dos generaciones completas de escritores consolidaron el estatus de mártir de King", señala Greg Carr, profesor de la Universidad de Howard en Washington. "Pocas veces criticado, es presentado por sus defensores como una figura redentora, un símbolo de pureza y autenticidad".
Pero King también puede ser ridiculizado por los autores del Movimiento de Arte Negro (1965-1974), más atraídos por el extremismo de Malcolm X.
"Los escritores negros han jugado un papel cada vez más importante en el debate nacional sobre la raza y la democracia estadounidense", apunta por su parte James Miller, profesor de literatura afro-estadounidense del siglo XX en la Universidad George Washington.
Retorno a los años oscuros de la esclavitud, como lo demuestra la proliferación de novelas recientes sobre el tema, folclore, riqueza de los dialectos: en los últimos 50 años los autores negros "han ampliado en gran medida los límites de la literatura y la cultura estadounidense", sostiene.
La lucha por la igualdad racial ha registrado progresos significativos, pero el aumento de la desigualdad económica, las altas tasas de reclusos negros en las cárceles, entre otros temas, muestran que las dificultades de crear una sociedad verdaderamente justa persisten, indica Carter Mathes, quien pronto publicará un libro sobre la literatura negra después del movimiento de derechos civiles.

"Los escritores de hoy tienen que pensar acerca de lo que significa tener un presidente negro al frente de un país que se aleja de muchos logros del movimiento de los derechos civiles".

Texto tomado de La Nación

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