jueves, 27 de diciembre de 2018

Bibliotecas por los derechos humanos - IFLA


Las bibliotecas tienen una relación única con los derechos humanos. Nuestras instituciones dependen de ellas para operar, pero también contribuyen a su realización.

El 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos es, por lo tanto, una oportunidad para reflexionar sobre estas conexiones y celebrar el trabajo que ya realizan las bibliotecas.

Para ayudar a las bibliotecas a demostrar su propio compromiso, así como para iniciar discusiones sobre el tema de los derechos humanos, la sede de la IFLA ha preparado un póster.

Puedes descargar el póster en inglés; español y français (francés) en pdf o en jpg, aquí

Tomado de: IFLA

martes, 18 de diciembre de 2018

Contra la lectura



Dice Mikita Brottman que leer y masturbarse son dos actividades que se asemejan más de lo que podría parecer al primer vistazo. “Aunque en un principio no parezca evidente, las dos actividades tienen mucho en común. Ambas suelen llevarse a solas y en privado, a menudo en la cama y por la noche, antes de dormir”, argumenta en 'Contra la lectura' (Blackie Books, 2018), un ensayo sobre la personalísima pero transferible —al fin y al cabo ni usted ni yo somos tan especiales como para tener unos hábitos de lectura únicos e irrepetibles— relación del lector con el acto de la lectura y con los libros como objetos que pueden acercar las pasiones más encendidas o matarte traicioneramente con el filo de sus hojas.

No, 'Contra la lectura' no es un alegato en contra de nuestros amigos —a veces— los libros. Anticipándose a los críticos de comprensión más literal, Brottman defiende que es más bien una carta de amor con peros: "el primero de ellos es que la lectura, en sí misma, no es necesariamente una actividad virtuosa; qué se lee y cómo se lee marcan la diferencia. El segundo es que leer demasiado es, de hecho, algo posible".

¿Con abrir la página de un libro uno se vuelve más inteligente, mejor persona? Pues no. El acto de la lectura viene a veces acompañado de una especie de pensamiento mágico —"los libros te hacen mejor persona"—, de cierto narcisismo —yo soy mejor que tú por el simple hecho de leer— y algo de nostalgia —¡el libro ha muerto! ¡salvemos al libro!—. Además, con la aparición de la nuevas tecnologías, los límites que acotan el concepto de lectura se han visto difuminados: ¿es lo mismo leer una novela en formato papel que en un móvil?, ¿es lo mismo leer un cuento corto que un reportaje de un periódico digital?
de que leer, per se, es algo bueno

Más que a la lectura en sí, la autora ataca el esnobismo, los prejuicios y los dogmas de fe de los que se rodea. Por ejemplo, la idea extendida de que internet se ha convertido en el depredador natural de la industria editorial. Si la gente pasa más tiempo en las redes, leen menos. Si leen menos, disminuyen los índices de alfabetización. Si leen menos, también se venden menos libros. Además, las grandes multinacionales están acabando con las pequeñas librerías. Los últimos estertores del formato en papel. 
Sin embargo, Brottman plantea que la llegada de internet ha supuesto, más bien al contrario, la democratización de la lectura. Nunca había sido tan fácil encontrar un libro descatalogado ni comprar un libro tan barato como ahora, aduce. Eso sí, otra historia es el abaratamiento de la producción literaria y lo que supone la competitividad por ofrecer los precios más bajos.

Brottman, recurriendo a su propia experiencia, plantea que los libros tienen muchos aspectos positivos, pero que también esconden un lado oscuro. Como, por ejemplo, el aislamiento social que puede sufrir un lector compulsivo que prefiere el trato con la tinta y el papel antes que con personas de carne y hueso.

Tomado de: El Confidencial

¿Quién es Mikita Brottman?
Mikita Brottman es una académica peculiar, erudita pero personalísima. Tiene un doctorado en Lengua y Literatura Inglesa en Oxford y ha impartido clases en diversas universidades europeas y estadounidenses. Su principal campo de investigación es cierta pulsión patológica que rodea a la cultura contemporánea. Escribe sobre todo ello en diversos medios, tanto generalistas como alternativos, desde Los Angeles Times o The Huffington Post hasta publicaciones underground. 
Ha publicado libros de culto como Meat is Murder o Hollywood Hex, pero es Contra la lectura, publicado bajo el título The Solitary Vice (Counterpoint, 2008) el que fue seleccionado por Publishers Weekly como uno de los libros del año. 
Además de todo eso, es psicoanalista y, en la actualidad, imparte clase en el Maryland Institute College of Art, en Baltimore. Interesada tanto por la mente criminal como por los mitos y la magia, vive con su marido, el crítico cinematográfico David Sterritt, y con un carismático bulldog francés llamado Oliver.

Fuente de texto: Blackie Books