domingo, 28 de agosto de 2011

¿Cómo ayudar a los niños a convertirse en lectores felices?

Todos, en nuestra calidad de docentes, sabemos la importancia de que los niños adquieran el hábito lector. Sin embargo, esta labor ha quedado exclusivamente en manos de los maestros, pues los padres en muchos casos no saben cómo ayudar a sus hijos en este camino o, simplemente, sus múltiples ocupaciones han hecho que deleguen esta responsabilidad a la escuela.

El interés por la lectura se debe ir sugiriendo en forma sencilla, espontánea y duradera. El niño debe estar en contacto con los libros desde muy pequeños. Mirar los libros antes de saber leer, estar en contacto con ellos, hará niños más preparados e imaginativos. A los primeros lectores, hay que darles libros amenos, seductores con muchos dibujos y que capten su atención.

Debemos tener en cuenta que a un pequeño el libro le debe entrar por todos los sentidos, no sólo por los ojos. Entonces, cuando le entreguemos un libro, se debe tener en cuenta que lo va a apachurrar, doblar, oler, morder, dar vueltas, lanzar y recoger. Por ello, no debemos entregarle un libro frágil cuyas hojas se puedan romper con facilidad. Busquemos textos con tapa dura, sobre todo, aquellos que resistan todo aquello que pueda hacerle un niño con ganas de leer.

¿Cómo ayudar a los niños a convertirse en lectores felices?

  • Dejemos que ellos elijan sus textos ya sea atraídos por una impresionante carátula o un título motivador, por una inmensa campaña publicitaria o simplemente por intuición, y que se sientan emocionados o desengañados. De esta manera, aprenderán a tener libertad para hacer juicios críticos.
  • No debemos imponer nuestros gustos. Hemos de entender que lo que nos causa emoción, pasión, puede ser indiferente para quienes nos rodean. Si obligamos a nuestros hijos o alumnos a leer exclusivamente libros de animales porque a nosotros nos encantan, lograremos dos cosas: que ellos aborrezcan a todo animal o ser vivo y que no quieran ver un libro ni en pintura.
  • Debemos profundizar en los gustos e intereses de ellos. Procuremos conocer lo que aman, les interesa o seduce para proporcionárselos. Y ante la indecisión de uno de ellos, podremos darle un abanico de posibilidades, de manera que él tome su propia decisión eligiendo su libro.
  • El niño, como cualquier lector, tiene la necesidad de identificarse con el protagonista de su historia. De todos los personajes, siente mayor predilección, sea consciente o inconscientemente, por uno de ellos.
  • No nos sorprendamos si el que más le agrada no es el que esperábamos. Tal vez prefiera al Capitán Garfio y no a Peter Pan, o quizá a la profesora Hierbamala y no al Capitán Centella.
  • Cuando el niño abre un libro por primera vez, espera que el cuento lo saque del aburrimiento, que lo impresione, lo atrape entre sus páginas. Quiere historias que lo hagan entristecer y matarse de la risa. En suma, busca emociones intensas, sentimientos de alegría, explosividad, algo que lo saque de la rutina y del aburrimiento.
  • Cuando los niños son muy pequeños, requieren de libros que desarrollen y estimulen su imaginación. Van primero a hojear el texto para mirar si tienen ilustraciones. Estas les permitirán construir la secuencia simbólica de la historia.
  • Mientras más coloridas y atractivas sean las imágenes, mayor será la atención que pongan en el texto.
  • Leer libros es una de las labores más gratificantes en el padre, docente o animador. Debemos reservar diariamente unos minutos para la narración de alguna historia emocionante. El niño esperará con ansias ese momento y disfrutaremos de nuestro rol, él como oyente y nosotros como narradores y generadores de fantasías.
Tomado de: Contenidos de curso Aula virtual - Santillana
Leyendo en la Casa de la Literatura.