Para publicar en las
nuevas plataformas existentes, no hace falta editor ni agente.
Escritores de EE.UU. y Reino Unido relatan sus experiencias de éxitos,
tras innumerables rechazos.
"Es imposible vender historias de animales en Estados Unidos", dijo un editor estadounidense cuando rechazó publicar el manuscrito de Rebelión en la Granja, de George Orwell.
Estaba muy equivocado, pero no estaba solo. Durante años, la élite literaria ha rechazado publicar libros que luego se han convertido en los más conocidos y queridos del mundo.
Durante siglos, agentes y editores han elegido quiénes
serán los autores con acceso a una potencial audiencia de millones de
personas.
Ahora, sin embargo, un creciente ejército de escritores rechaza el modelo editorial tradicional, gracias a las nuevas tecnologías y a la popularidad de los dispositivos electrónicos que reproducen los libros digitales.
Algunos escriben por placer, otros porque lo ven como
una realización creativa y también hay otros que escriben simplemente
para ganar dinero.
Para los afortunados que lo hacen bien, las recompensas
pueden ser sustanciales: las ventas de libros electrónicos en EE.UU.
crecieron casi un 50% el año pasado (de 17,5% en 2011 pasaron a 23,3% en
2012) y más del doble en el Reino Unido (de 5,8% en 2011 a 14,3% en
2012), mientras que las ventas tradicionales de libros impresos siguen
estancándose o, incluso, disminuyendo.
Rechazo
Paul Pilkington comenzó a escribir comedia a finales de 1990, mientras trabajaba a tiempo completo para el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés).
A pesar de las buenas críticas, se desilusionó debido a
la falta de interés de los agentes. Por eso decidió satisfacer su pasión
por las novelas de suspenso y escribir obras de ese género.
"En lugar de cartas de rechazo estándares, comencé a
recibir rechazos personalizados, acompañados de una explicación",
explicó Pilkington.
Pero todo cambió cuando recibió una tableta Kindle de regalo hace dos años y las posibilidades de autopublicación se volvieron tentadoramente claras.
Paul decidió publicar las dos novelas que tenía listas en tantas plataformas como pudo encontrar: Amazon, Smashwords, Kobo, Nook Press y iBooks. Para
maximizar las ventas ofrecía el primer libro gratis con el fin de
atraer lectores y cobraba 1 libra (US$1,56) por el segundo.
Antes de darse cuenta, y a pesar de la competencia de cientos de miles de otros títulos, su libro The One You Love
(La Persona que Amas) encabezó en EE.UU. la lista de éxitos de
e-booksgratis en Amazon y, en las siguientes dos semanas, también ocupó
el puesto número uno en el Reino Unido.
Mejor aún, su estrategia de ventas funcionó, y su
segunda novela entró en el top 100 de libros pagados en EE.UU. y en el
top 15 en el Reino Unido. Le fue tan bien, que hasta duplicó el precio.
Paul ahora está trabajando en una tercera novela
de la serie y ha vendido más de 160.000 libros hasta la fecha, sin
contar las 2,2 millones de descargas gratis. Con comisiones que van del
35% al 70% dependiendo de la plataforma, los nuevos ingresos han ayudado
a mejorar el salario de maestro de Paul.
Pero para él, nunca se trató de un asunto de dinero.
"Sólo quiero que otros lean y disfruten mis libros.
Recibo correos electrónicos de todo el mundo, incluso de lugares de los
que nunca he oído hablar. Es realmente mágico y nunca he necesitado un
editor".
Irónicamente, el éxito de los libros electrónicos de Paul ha conseguido que agentes y editoriales tradicionales se acerquen a él. Por ello acaba de firmar un acuerdo con Hodder & Stoughton para empezar a vender sus novelas en el Reino Unido.
Piper Terrett, escritora freelance y profesora universitaria, es otra autora que ha descubierto los placeres de la autopublicación.
Tras publicar un par de libros de no ficción, decidió
intentar con la novela policial, pero -como tantos otros- debió lidiar
con los agentes.
"Que te rechacen en 15 ocasiones es muy desalentador,
especialmente si ni siquiera sabes a ciencia cierta si han leído el
libro, así que básicamente no les presté atención y seguí adelante,"
dice.
"En ese momento, existía la sensación de que la
autopublicación era el último recurso, cuando nadie más estaba
interesado. Ese estigma, sin embargo, se está desvaneciendo".
Entender que incluso los más grandes autores obtienen
múltiples rechazos, y que la publicación digital ahora es libre,
persuadió a Piper a darle otra oportunidad a su novela. Esta vez, en sus
propios términos.
Ahora dedica un día a la semana a escribir ficción y a
pesar de tener poco tiempo para comercializar sus novelas, los altos
márgenes de ganancia de los libros electrónicos le permiten obtener un
buen ingreso que complementa sus otros salarios y todo haciendo cosas
que le encantan.
Texto tomado de Terra
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