domingo, 31 de marzo de 2013

Cuento popular africano "El gato que buscaba un amigo"

En la sabana, en la selva, había un gato que vivía solo. Se aburría muchísimo y su mayor ilusión era encontrar un amigo con quien compartir las penas y las alegrías, los juegos y las conversaciones.
Una mañana se levantó, absolutamente decidido a no parar hasta encontrarlo. Lo primero que hizo fue dirigirse a la marisma. Allí vio una rana, y la llamó para que se acercara a la orilla. Cuando estuvo a su lado, le dijo:

-Seamos amigos tú y yo. Sal del agua y hablaremos de nuestras cosas.

La rana salió de la marisma. Le pareció muy buena la idea de ser amiga del gato y se puso a hablar con él. Charlaron durante mucho rato. Se contaron mutuamente lo que les pareció más interesante de sus vidas, con el fin de entablar una buena y sólida amistad. 

Mientras estaban hablando, llegó un antílope corriendo. Al ver la rana, se lanzó sobre ella y , ñam,ñam, se la zampó. Desapareció la rana. El antílope se marchó corriendo y el gato le siguió, gritando:

-! Detente¡ Si quieres, podemos ser amigos. Charlaremos de nuestras cosas y nos divertiremos.
El antílope se detuvo. Como siempre estaba corriendo, le gustó sentarse un rato a charlar con el gato. Se hicieron muy amigos.

Cuando más enfrascados estaban en una agradable conversación, surgió un leopardo de la espesura de la selva. Dio un salto y mató a antílope. Luego lo devoró. Desapareció el antílope.
El gato, entonces, dijo al leopardo:

- Tú y yo somos de la misma sangre. Podemos ser amigos. Ven a sentarte y charlaremos de nuestras cosas.
El leopardo fue a sentarse al lado del gato, en seguida se hicieron muy amigos, pues como el gato había dicho, ambos llevaban en sus venas sangre felina.

Cuando más tranquilos estaban, un elefante salió de la selva. Es de sobra sabido que los elefantes, y los leopardos, no se pueden ver ni en pintura. Así que el elefante, atacó al leopardo, y le clavó los colmillos. El gato se quedó sin su amigo el leopardo. Estaba muerto.

Entonces, el gato dijo al elefante:
- Me gustaría mucho tener un amigo. Quisiera un amigo que fuera tan grande y tan fuerte como tú. Agáchate. Sé muchas historias, y te las contaré al oído. 

El elefante se agachó y escuchó al gato. En ese momento, llegó un hombre, un cazador. Se puso a disparar flechas. El gato se asustó y se escondió detrás de un arbusto, peor el elefante se quedó inmóvil. Entonces el cazador le lanzó una azagaya y acabó con el elefante. ¡ Lo mató!.

El gato salió de su escondite, se quedó un instante pensativo, y se dijo: << ¡ No tengo suerte con mis amigos!, pero este cazador es muy fuerte, nadie puede hacerle daño. Será un buen amigo para mi, un amigo que me durará mucho tiempo>>.

Y el gato siguió al cazador hasta su choza.

Delante de la choza, estaba la mujer del cazador. Dirigiéndose a su marido, le dio:
-¿Eso es todo lo que traes para cenar?

-He matado un elefante- dijo el cazador.

-¿Dónde está el elefante?- dijo la mujer-. No lo veo. ve a buscarlo.
El cazador respondió:

-Estoy cansado, iré luego.

-¡Nada de luego! ¡Ahora mismo!-gritó la mujer.

Entonces cogió el mazo que utilizaba para machacar el mijo y pegó con él a su marido. Le pegó muy fuerte y repetidas veces. El marido gritó:

-¡Basta, basta! ¡Ya voy!
Y, como alma que lleva el diablo, se fue corriendo a buscar al elefante muerto.

Ya no había hombre, ni cazador. ¡Se había ido! A toda la velocidad que sus piernas y los golpes que había recibido de su mujer, le permitieron.

El gato, entonces, se acercó a la mujer y frotó su cuerpo contra la piernas de ella. La mujer soltó
o el mazo, que todavía sostenía en la mano, y le acarició el lomo. El gato ronroneó:

-Tú sí que eres fuerte, realmente fuerte. Charlaremos de nuestras cosas y nuestra amistad será eterna, ¿quieres?.

La mujer dijo:
-Quiero.
Desde entonces, el gato y la mujer son muy buenos amigos. Se comunican a la perfección, y están perfectamente compenetrados. Lo que sabe el gato, la mujer lo sabe. Todos los secretos de la mujer, el gato los conoce. Ambos se entienden a las mil maravillas.
Su amistad, sin dudas, fue, ha sido y seguirá siendo eterna.

1 comentario:

Leonor del Carmen dijo...

Me encanto releerlo. Me gustan mucho los gatos,y el autor relata exactamente como son de cariñosos estos felinos-