Este año se cumplen 90 años del nacimiento de Sebastián
Salazar Bondy. Estamos preparando un pequeño homenaje, una edición con sus
mejores artículos periodísticos de literatura. Los mantendré informados.
Por el
momento dejo este poema de Sebastián Salazar Bondy.
Todo esto es mi país
Mi país, ahora lo comprendo, es amargo y dulce;
mi país es una intensa pasión, un triste piélago, un
incansable manantial
de razas y mitos que fermentan;
mi país es un lecho de espinas, de caricias, de fieras,
de muchedumbres quejumbrosas y altas sobre heladas;
mi país es un corazón clavado a martillazos,
un bosque impenetrable donde la luz se precipita
desde las copas de los árboles y las montañas inertes;
mi país es una espuma, un aire, un torrente, un declive
florido,
un jardín metálico, longevo, hirviente, que vibra
bajo soles eternos que densos nubarrones atormentan;
mi país es una fiesta de ebrios, un fragor de batalla,
una guerra civil,
un silencioso páramo cuyos frutos son jugosos,
un banquete de hambres, un templo de ceremonias crueles,
un plato vacío tendido hacia la nada,
un parque con niños, con guitarras, con fuegos,
un crepúsculo infinito, una habitación abandonada, un
angustiado grito,
un vado apacible en el cual se celebra la vida;
mi país es un sepulcro en medio de la primavera,
una extraña silueta que abruma con su brillo la soledad,
un anciano que camina lentamente, un ácido que horada los
ojos,
un estrépito que apaga todas las músicas terrenales,
un alud de placeres, un relámpago destructor, un arrepentimiento
sin culpa.
un sueño de oro, un despertar de cieno, una vigilia
torva,
un día de pesar y otro de risa que la memoria confunde,
un tejido de lujo, una desnudez impúdica, una impaciente
eternidad;
mi país es un recuerdo y una premonición, un pasado
inexorable
y un porvenir de olas, resurrecciones, caídas y festines;
mi país es mi temor, tu ira, la voracidad de aquel,
la miseria del otro, la defección de muchos, la saciedad
de unos cuantos,
las cadenas y la libertad, el horror y la esperanza, el
infortunio y la victoria,
la sangre que fluye por las calles hasta chocar con el
horizonte
y de ahí retorna como una resaca sin fin;
mi país es la mujer que amo y el amigo que abrazo tan
sólo por amigo,
el extraño que te sorprende con su odio y el que te da la
mano porque quiere;
mi país es la ventana a través de la cual miro la tarde,
la tarde que cae con sus ramos de melancolía en mi pecho,
y el agua matinal con que limpio mis pupilas de imágenes
sucias,
el aire que respiro al salir de mi casa cada día,
y la gente que se precipita conmigo a los quehaceres sin
sentido,
el trabajo, la fatiga, la enfermedad, la locura, el
pensamiento,
la prisa, la desconfianza, el ocio, el café, los libros,
las maldiciones;
mi país es la generosa mesa de mi casa y los rostros
familiares
donde contemplo la marea incansable de mi dicha,
el cigarrillo que consumo como una fe que se renueva
y el perro cuya piel es cálida como su amistad; mi país
son los mendigos y los ricos, el alcohol y la sed,
la aventura de existir y el orden en que elijo mis
sacrificios;
mi país es cárcel, hospital, hotel, y almacén, hogar,
arsenal;
mi país es hacienda, sembrío, cosecha;
mi país es escasez, sequía, inundación;
mi país es terremoto, lluvia, huracán;
mi país es vegetal, mineral, animal;
mi país es flexible, rígido, fluido:
mi país es líquido, sólido, inestable;
mi país es republicano, aristocrático, perpetuo;
mi país es una cuna, tumba, lecho nupcial;
mi país es indio, blanco, mestizo:
mi país es dorado, opaco, luminoso;
mi país es amable, hosco, indiferente;
mi país es azúcar, tungsteno, algodón;
mi país es plata, nieve, arena;
mi país es rudo, delicado, débil y vigoroso, angelical y
demoníaco;
mi país es torpe y perfecto;
mi país es enorme y pequeño;
mi país es claro y oscuro;
mi país es cierto e ilusorio;
mi país es agresivo y pacífico;
mi país es campana,
mi país es torre,
mi país es isla,
mi país es arca,
mi país es luto,
mi país es escándalo,
mi país es desesperación,
es crisis, escuela, redención, ímpetu, crimen,
y lumbre, choque, cataclismo,
y llaga, renunciación, aurora,
y gloria, fracaso, olvido;
mi país es tuyo,
mi país es mío,
mi país es de todos,
mi país es de nadie, no nos pertenece, es nuestro, nos lo
quitan,
tómalo, átalo, estréchalo contra tu pecho, clávatelo como
un puñal,
que te devore, hazlo sufrir, castígalo y bésalo en la
frente,
como a un hijo, como a un padre, como a alguien cansado
que acaba de nacer,
porque mi país es,
simple, pura e infinitamente es,
y el amor canta y llora, ahora lo comprendo, cuando ha
alcanzado lo imposible.
Texto tomado del perfil de Alejandro Susti
Foto de mi libro "Comedias y Juguetes" de Sebastián Salazar Bondy
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