Muchas leyeron el éxito mundial Cincuenta sombras de Grey,
pero no es el único. La literatura erótica suma títulos que vale la pena
indagar. Para estimularte, para robar ideas o, simplemente, para pasar
un buen rato: una guía con los imperdibles.
Cualquier mujer que
se autoreconozca como fanática de la lencería, los juegos sexuales y la
cosmética sensorial debería tener en su mesita de luz un libro erótico.
Quien sabe de eso es Mariela Tesler Hansen, así que armó para Entremujeres un listado de los 10 títulos imperdibles:
El huracán lleva tu nombre, de Jaime Bayly
Es
una singular historia de amor, dolorosa y gozosa a la vez. La heroína,
Sofía, fascina por su capacidad de amar y el original antihéroe,
Gabriel, expone al lector su conflicto a través de una sinceridad a
veces hilarante y a veces conmovedora. Una novela que no va a dejar a
nadie indiferente.
Memorias de una geisha, de Arthur Golden
De
la mano de Sayuri entraremos un mundo secreto dominado por las pasiones
y sostenido por las apariencias, donde sensualidad y belleza no pueden
separarse de la degradación y el sometimiento. En este mundo, las
jóvenes aspirantes a geishas son duramente adiestradas en el arte de la
seducción. Su virginidad se venderá al mejor postor y tendrán que
convencerse de que, para ellas, el amor no es más que un espejismo.
Cincuenta sombras de Grey, de E. L. James
Es
una novela erótica publicada en 2011. Narrada en gran medida
en Seattle, es la primera entrega de una trilogía que describe la
relación entre una recién graduada de la universidad, Anastasia Steele, y
un joven magnate de negocios, Christian Grey. Se destaca por sus
escenas explícitamente eróticas, con elementos de las prácticas sexuales
que involucran bondage/disciplina, dominación/sumisión y
sadismo/masoquismo.
El otro lado del sexo, de Valérie Tasso
La
autora de Diario de una ninfómana es toda una autoridad en materia de
sexo. Estas y otras experiencias se recogen en este itinerario por las
prácticas eróticas menos conocidas y sorprendentes.
Cartas eróticas, de James Joyce
Es
la recopilación de la correspondencia íntima que mantuvieron el autor
de Ulises, James Joyce, y su esposa, Nora Barnacle. Su publicación
estuvo prohibida por sus descendientes hasta enero de 2012, dado el tono
perverso de estas cartas.
El amante de Lady Chatterley, de David H. Lawrence
Es
una de las primeras obras maestras de la literatura erótica. Durante
mucho tiempo se vendió una versión censurada, pero ya se puede conseguir
completa.
El affaire Blackstone, de Raine Miller
Ethan
Blackstone es un hombre rico, sexy y protector. Dirige su propia
compañía de seguridad privada y está inmerso en la organización de los
Juegos Olímpicos 2012. Brynne Bennet es una chica americana con un
pasado que la aterroriza y por el que recibe tratamiento psicológico. Es
una trilogía que contiene erotismo, sexo, control y misterio que hace
imposible detener su lectura hasta llegar al final.
El límite del placer, de Eve Berlin
¿Hasta
dónde estás dispuesta a llegar para conocer los límites de tu placer?
Para la protagonista de esta novela, Dylan Ivory, el control lo es todo.
Ella lleva una vida organizada, segura, estable, sin riesgos… Hasta que
se encuentra con Alec. Este hombre es todo lo contrario a ella, pero es
todo lo que realmente quería ser.
Bajo las sábanas, de Kristina Wright
Este
libro reúne 17 relatos en los que colaboran los mejores autores del
género: Sylvia Day, Donna George Storey, Heidi Champa, Delilah Devlin,
Saskia Walker, Justine Elyot, Kate Pearce, Erobintica y Nikki Magennis.
Son historias de parejas que deciden llevar a cabo sus fantasías más
atrevidas, que huyen de la monotonía o que buscan la complicidad de una
tercera persona.
Siete años para pecar, de Sylvia Day
En
esta oportunidad, la autora explora el deseo y la intimidad de una
forma reveladora. La historia trata de un joven que se ve obligado a
vender su cuerpo a cambio de dinero. Una muchacha recatada es testigo de
este acto, y siete años más tarde se reencuentran para calmar la
atracción que surgió en ese momento. En ese encuentro descubren que
esperar valió la pena.
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