domingo, 12 de febrero de 2023

Nellie Bly: la periodista que se infiltró en hospital psiquiátrico y su terrible hallazgo

Muchas personas dicen que han sido testigos de hechos paranormales que pueden dejar a más de uno con los pelos de punta o la piel erizada. Sin embargo, esos relatos suenan como historias fantásticas, casi que sacadas de una película de terror, que solo son posibles en un contexto cinematográfico.

También son muy populares los programas o videos en donde un incauto o incauta entra a una casa abandonada con una cámara de video y una linterna en busca de espectros u otras cosas que sean impresionantes para el ojo humano.

Nellie Bly, periodista estadounidense, inmortalizó sus vivencias luego de estar dentro de un manicomio por diez días, lapso en el cual fue testigo de hechos aterradores y muy siniestros.

El drama comenzó con Bly preguntándole al famoso y legendario editor y periodista Joseph Pulitzer: “¿Cómo me van a sacar una vez que esté ahí?". A lo que Pulitzer le respondió con un claro, corto y conciso: “No sé, pero te sacaremos”.

Esa respuesta supuso para Bly una introducción al mundo en el que entró en aquel año 1887, cuando apenas tenía 23 años.

Foto: Wikimedia Commons


La casa de la locura

Haciéndose pasar por una inmigrante con problemas económicos y psicológicos, Bly, bajo el nombre de ‘Nellie Brown’, se infiltró en el psiquiátrico para mujeres Blackwell 's Island, en Nueva York, Estados Unidos.

Ya dentro, comenzó a escribir lo que sería su futuro libro ‘Diez días en un psiquiátrico’. En este narró de forma detallada los tratos que les daban a las pacientes de ese misterioso lugar.

La historia comenzó con Bly entrando al manicomio: “Mientras el carruaje era conducido rápidamente por los bellos parajes hacia el asilo, mi sensación de satisfacción por haber logrado mi meta se vio ligeramente empapada por la expresión de desesperación en las caras de mis compañeras”, relató.

En ese momento, la periodista no fue consciente del sufrimiento que sufrían sus compañeras, las cuales no podían de la angustia ante el hecho de tener que ingresar a un psiquiátrico. Más adelante se daría cuenta del sitio al que entró.

Lo primero que vio en su entrada al manicomio fue el deteriorado estado físico y mental de sus compañeras, argumentando que eran víctimas de todo tipo de maltratos.

“Qué cosa tan misteriosa es la locura. He visto pacientes cuyos labios han sido sellados a perpetuidad en el silencio. Viven, respiran, comen; la vida humana está ahí, pero hay algo que el cuerpo humano no necesita, pero que no puede existir sin él, y que ha desaparecido”, describió en su obra.

Más allá de una breve descripción del lugar, Bly también sacó a flote sus impresiones de este, puesto que fue testigo de hechos macabros en cuanto al trato que recibieron las pacientes.

Nellie, más adelante en su libro, contó una anécdota en la que una compañera de cuarto suya temblaba de frío, mientras que las enfermeras dormían con sábanas, al punto de que tuvo un ataque que la hizo desmayarse. Ante la situación y los reclamos de la periodista, una de las asistentes se limitó a decir: “Déjenla caer al suelo y aprenderá la lección”.

Esto quedó para siempre en la mente de Bly, quien en medio de su ejercicio periodístico, no podía creer los maltratos a los cuales las pacientes eran sometidas. Muchas de las mujeres internadas no tenían estabilidad económica, por lo que al no tener techo, mendigaban en las vivas, pero frías calles de la Nueva York del siglo XIX.

Luego de 10 días encerrada en el manicomio, Bly salió con un cuaderno lleno de registros de sus experiencias, que se revelaron en su obra literaria. Sin embargo, la corte la citó para que diera explicaciones sobre cómo logró engañar a la Policía para poder entrar a ese macabro lugar.


Periodismo rudo y efectivo

La periodista también escribió varios libros y artículos sobre las condiciones laborales de las mujeres norteamericanas en ese entonces. Un ejemplo fue un artículo para el periódico ‘New York World’, el cual, sin tapujos y siendo consciente de la situación racial en su país, tituló ‘Nellie Bly nos cuenta qué significa ser una esclava blanca’.

En ese artículo, Bly denunció las condiciones laborales de las mujeres que trabajaban en la fábrica Lower East Side, ubicada en la ‘gran manzana’, en donde también hizo trabajo de campo como en el manicomio.

Su nivel de relevancia en los medios neoyorquinos le hizo recibir mucha crítica por parte de sus colegas hombres en los diferentes medios del país. El ejemplo más claro es el de Erasmus Wilson, periodista que no estaba de acuerdo con que las mujeres hicieran periodismo. En sus palabras, le parecía “una monstruosidad que las mujeres trabajaran fuera del hogar”.

Sin embargo, las denuncias de Bly dieron sus frutos. Gracias a sus reportajes, libros y artículos en los medios, hubo grandes avances en materia de condiciones de vida, trabajo y salud para las mujeres en el país. Además, sus denuncias ganaron fuerza por la creciente intención de legalizar el voto legal para las mujeres estadounidenses.

El periodismo es un oficio muy curioso. El alcance y el poder de la información son tan importante, que puede poner vidas en riesgo o darles la oportunidad de salvación. “Un gran poder conlleva a una gran responsabilidad”, frase que aunque suena cliché, para el ejercicio periodístico es como anillo al dedo.

El mundo es más grande por dentro que por fuera, y hacer lucir ese plano terrenal es lo que permite autoconocerse e identificar necesidades, gustos, emociones, personas y situaciones que se normalizan, a pesar de que, a veces, no sea evidente.


Fuente: El tiempo

No hay comentarios: