"!HAGAN EL AMOR HASTA QUEDARSE SIN SESO, MIENTRAS AÚN HAYA TIEMPO!"
“Nos estamos volviendo cada vez más neutros, cada vez más asexuales. La creciente variedad de crímenes perversos constituye un elocuente testimonio de este hecho. El asesino, como ejemplar patológico, es un vástago alarmante de la educación degenerada que mina constantemente el edificio social. Emocionalmente frustrado, sólo puede entrar en contacto con el prójimo derramando su sangre.
Entre nosotros hay toda clase de asesinos. El tipo que llega a la silla eléctrica no es más que el precursor de un huésped aterrador cuyo número aumenta día a día. En cierto sentido, todos somos asesinos. Todo nuestro estilo de vida arraiga en la matanza mutua. Nunca ha habido tanta avidez de seguridad, y nunca la vida ha sido más insegura.
Para protegernos, inventamos los más fantásticos instrumentos de destrucción, que prueban ser boomerangs. Nadie parece creer en el poder del amor, el único poder en que cabe confiar. Nadie cree en su vecino ni en sí mismo. El miedo, la envidia, el recelo se arrastran por doquiera. ¡Por lo tanto, hagan el amor hasta quedarse sin seso, mientras aún haya tiempo!
(…)
(Henry Miller, fragmento de “El mundo del sexo”, ed. Sur, Buenos Aires, 1963, pág. 60)
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