domingo, 26 de marzo de 2023

Niña y bosque: análisis literario de un cuento infantil clásico

Jornadas Internacionales de LIJ

NIÑA, FLORES, BOSQUE, LOBO, ABUELA: ANÁLISIS LITERARIO DE UN CUENTO INFANTIL CLÁSICO.
A cargo de Manuel Peña Muñoz (Chile)

“Niña, flores, bosque, lobo, abuela”. El escritor italiano Giani Rodari, autor de una Gramática de la Fantasía nos propone estas cinco palabras mágicas para que cualquier persona de cualquier edad y de cualquier parte del mundo, exclame instantáneamente: Caperucita Roja: son apenas dos palabras también mágicas que inmediatamente tienen el poder maravilloso de conectarnos con la infancia. 
Caperucita Roja es el cuento de los cuentos. Pueden no habernos contado nunca El Gato con Botas o Rapuncel, Piel de Asno o El Soldadito de Plomo, pero nunca faltó en nuestra infancia, Caperucita Roja. 
¿Qué tiene de fascinante el cuento? ¿Qué es lo que nos atrapa? Es un cuento tan breve, con personajes tan concisos y definidos que nos cautiva por esa precisión de detalles. El escritor inglés Charles Dickens llegó a decir: "Caperucita Roja fue mi primer amor. Siento que si hubiera podido casarme con ella, hubiese alcanzado la felicidad total."

Lo interesante del cuento es que es el primer relato que se le cuenta a un niño. A los ocho años, ya es demasiado tarde. Un niño de ocho años considera que es un cuento demasiado pueril, a tal punto que es considerado como sinónimo de cuento para niños. Así dicen: "Ah, eso es como el cuento de Caperucita Roja". Quiere decir que es sinónimo de una fábula donde hay engaño fácil.
Caperucita Roja viene a ser el más enigmático de los cuentos. Desde su primera versión escrita en el siglo XVII hasta la actualidad, ha sido el cuento más versionado de la literatura del cual se han realizado adaptaciones, parodias, imitaciones y versiones en todos los estilos. El cuento de Caperucita Roja ha dado lugar a muchísimos relatos nuevos. Sólo después de la Segunda Guerra Mundial se han registrado más de 100 versiones diferentes, todas de autor aunque el cuento original procede de la tradición oral. 
El cuento clásico ha sido también muy estudiado por etnógrafos, psicoanalistas, semiólogos, antropólogos y educadores de las más variadas tendencias. Cada uno trata de repartirse una parte del cuento para analizarlo y buscarle toda clase de interpretaciones. Todos quieren hincarle el diente a esta tierna Caperucita, como el lobo feroz, pero esta niña logra siempre escabullirse entre un verdadero bosque de símbolos.
Igualmente su imagen ha dado pie para que los distintos ilustradores hayan realizado sus propias interpretaciones a lo largo de la historia, a partir de la ilustración clásica fijada por Gustave Doré en el siglo XIX para los cuentos de Charles Perrault. 
Caperucita se ha llevado al cine, al dibujo animado, al teatro y al comic. Se ha interpretado al lobo como personaje terrorífico y también con un sentido más simpático, casi como un muñeco, dulcificando su imagen y convirtiéndolo en un personaje más querible. Hay incluso ilustraciones modernas en que se ve Caperucita Roja a través de una radiografía en el vientre del lobo. 
En fin, todas las interpretaciones visuales son posibles, porque el cuento da para mucho y cada época vislumbra al personaje de manera diferente, incluso en los últimos años ha sido fuente de inspiración para propagandas de cosméticos y automóviles o tema para películas pornográficas.
En los últimos años, el cuento se ha reescrito desde nuevas perspectivas incluso se ha analizado desde el punto de vista psicoanalítico. Allí está el libro Psicoanálisis de los cuentos de Hadas de Bruno Bettelheim que ha relacionado los cuentos clásicos con la mente humana de todos los tiempos, descubriendo sus múltiples significados.

Origen del cuento

¿Cuál es el origen del cuento? Sin duda, diremos que se debe a la escritura de Charles Perrault. Efectivamente, este autor francés del siglo XVII fijó el cuento por escrito que ya procedía de la tradición oral. 
Charles Perrault, en la corte francesa del Rey Sol, se interesó en la cuentística popular y así editó una primera colección en 1697 bajo el título de "Cuentos de Antaño". Los cuentos eran de diferente procedencia. Algunos eran en verso como "Griselidis", "Los deseos ridículos" y "Piel de Asno".
Estos eran de Charles Perrault, versificados por él. Otros eran genuinamente populares y fueron recogidos por él de labios de campesinos y mujeres que lavaban en los ríos. Estos cuentos eran 8 cuentos: La Bella Durmiente del Bosque, Caperucita Roja, Barba Azul, El Gato con Botas, La Cenicienta, Las Hadas, Riquet el del copete y Pulgarcito. 
Muchos de estos cuentos reflejaban la dureza de las condiciones de vida de los campesinos hasta el siglo XVII, como la vida de los granjeros presente en El Gato con Botas. Aquí vemos a los siervos de la gleba que están segando y que se inclinan con reverencias cuando pasa por el camino el carruaje del marqués de Carabás. Es una auténtica estampa medieval. También está presente la complacencia popular del triunfo del débil sobre el poderoso, presente en numerosos relatos folclóricos como "Pulgarcito", "Caperucita Roja" e incluso en relatos bíblicos como "David y Goliat". 

También está presente en este cuento el auténtico miedo a los lobos que asolaban los caminos, asolaban los campos y se comían los animales en los establos, por lo que siempre están presentes en los relatos populares medievales como reflejos de la maldad humana o incluso como símbolos del demonio, es decir que la aparición del lobo en el cuento no es metafórica simbolizando el peligro sexual sino un peligro real porque los lobos eran un constante peligro en la Edad Media, de modo que 

En el poema de Rubén Darío, Los Motivos del Lobo que narra en verso un episodio medieval protagonizado por San Francisco de Asís, aparece el lobo en esta actitud: 

"Rabioso, ha asolado los alrededores, cruel, ha deshecho todos los rebaños. 
devoró corderos, devoró pastores, y son incontables sus muertes y daños. 
Fuertes cazadores armados de hierros, fueron destrozados. 
Sus duros colmillos dieron cuenta de los más bravos perros, 
como de cabritos o de corderillos”. 
El lobo está presente en estos relatos como representación del mal, por eso no es de extrañarse que aparezca como personaje en el cuento de Caperucita Roja que procede de la tradición medieval. Este es además, un cuento que se escapa de la serie de relatos recogidos por Charles Perrault. 
En primer lugar, combina personajes humanos con animales. En segundo lugar, no hay elementos maravillosos tan propios del género de cuento de hadas, con personajes mágicos presentes en cuentos como en La Cenicienta. Y esto, porque el cuento se le coló en la serie a Charles Perrault ya que se trata de un cuento de advertencia. Caperucita Roja integra otro ciclo diferente de cuentos con finales trágicos cuyo objetivo ya no sería instruir o moralizar, sino advertir. 
Este tipo de cuentos se había escrito con el propósito de amedrentar a los niños y ponerlos en guardia contra determinados peligros o impedirles cometer ciertas acciones, como no ir solos a la orilla del río, o a los bosques, o a las cosechas, no estar fuera de la casa al caer la noche, no abrir la puerta a desconocidos, como es el caso del cuento "Las siete cabritas y el lobo" que también es un cuento de advertencia recogido por los hermanos Grimm siglos más tarde. 
Aquí también aparece el personaje del lobo que irrumpe en la casa de las siete cabritas mientras la madre está afuera. Por desobedecer, abren la puerta y el lobo entra devorando a las cabritas, menos a una. El final coincide con la versión de Caperucita Roja de los hermanos Grimm porque también rellenan con piedras el estómago del lobo y lo arrojan al río. Al recopilar el cuento de Caperucita Roja en Alemania, que había pasado allá por los hugonotes, cuando huían de las persecuciones francesas, no se hicieron problema alguno y pegaron simplemente al final. Así, consiguieron la versión que todos conocemos, con el cazador que viene a salvar a las dos mujeres y el lobo ahogado en el río con el estómago lleno de piedras.
Como Las siete cabritas y el lobo que era un cuento oral que circulaba en Europa desde tiempos inmemoriales, Caperucita Roja es también un cuento premonitorio o de advertencia que nada tiene que ver con "La Cenicienta" o "La Bella Durmiente" que tienen elementos maravillosos o mágicos.

Caperucita Roja de Charles Perrault

Caperucita Roja de Perrault es un caso insólito, porque además, termina mal. En todos los cuentos, la maldad debía ser castigada y la virtud recompensada, sólo que en esta primera versión del cuento, la abuela y la niña terminan en el estómago del lobo y sólo permanecerán allí hasta que dos siglos más tarde, los hermanos Grimm se apiaden de ellas y las saquen a la luz, por intermedio de un leñador o de un cazador que por allí pasaba.
Pero este personaje no está en la versión de Perrault. Su versión es bastante más siniestra y esto porque muchas leyendas medievales que circulaban en Francia en ese momento eran crueles y sangrientas. Allí está "Pulgarcito" cuyo gigante atraviesa el cuello de las ogresitas con un cuchillo, pensando en que se trata de los hermanos de Pulgarcito. 
Charles Perrault retocó el cuento original que escuchó porque le pareció pavoroso. Al escribirlo, suprimió la escena en que el lobo, ya travestido en abuelita, invita a la niña a comer carne y a beber sangre, pertenecientes a la pobre anciana a la que acaba de descuartizar. 
Esto no es de sorprenderse porque en muchos de estos cuentos hay resabios de canibalismo ritual. Son cuentos que se escuchan en el siglo XVII francés, pero en los cuales hay ecos de una Edad Media sanguinaria, como el personaje histórico de Gilles de Brais, que es la base para la creación de un cuento como "Barba Azul".
Charles Perrault hizo otro retoque moralista y censurador en esta leyenda medieval que escuchó de labios de campesinos. Esta leyenda es curiosísima. El lobo le pide a la niña que se desvista. Esto lo conservó. Lo que viene lo censuró. Escuchen. Ella obedece y se saca su ropa, echando prenda por prenda al fuego, hasta quedar desnuda. Caperucita sospecha del lobo. En su temor, inventa una treta: finge una imperiosa necesidad de ir al baño. Bueno, en esa época no había baños como los que conocemos ahora, de manera que pide permiso al lobo para hacer sus necesidades fuera de la casa, en el bosque. El lobo desconfía a su vez de la niña y le dice y que haga sus necesidades en la misma cama. Caperucita insiste y el lobo vestido de abuelita le ata una soga a la niña desnuda para que no se escape y haga sus necesidades en el bosque. La niña desnuda abre la puerta y sale corriendo. Una vez en el bosque, se desamarra y ata la cuerda a un árbol. Luego, sale huyendo y de esta manera burla al lobo.
Perrault no quiso poner este final, porque en una Francia barroca y exquisita, los detalles escatológicos eran considerados de pésimo gusto, de manera que arregla el cuento a su manera y crea su propia versión para doncellas casaderas, ajustándose en todo lo posible a otra versión que había escuchado, según la cual, el lobo devora a la anciana y a la niña. Esta versión era más adecuada para contarla en palacio.
El cuento había sido difundido, como una advertencia a los niños con el propósito de prevenirlos del peligro que podía acarrear la desobediencia y el andar solos por los bosques. Pero Perrault lo cuenta en círculos de doncellas, de manera que tiene ahora otros propósitos. Todos los jueves se reunían en tertulias en casa de Madame de L´Heritier que recibía los jueves. Charles Perrault cuenta la historia de tradición oral, pero le añade una moraleja al gusto de la época para adoctrinar a las jóvenes casaderas que se encontraban presentes y prevenirlas del peligro que podían contraer si se topaban con algunos lobos melosos que las cortejaban. He aquí la moraleja del cuento en la versión de Charles Perrault que se precia de ser la primera.

Vemos aquí a las adolescentes, 
y más las jovencitas
elegantes, bien hechas y bonitas
hacen mal en oír a ciertas gentes
y que no hay que extrañarse de la broma
de que a tantas el lobo se las coma.
Digo el lobo, porque estos animales
no todos son iguales.
Los hay con un carácter excelente
y humor afable, dulce y complaciente
que sin ruido, sin hiel ni irritación
persiguen a las jóvenes doncellas
llegando detrás de ellas
a la casa y hasta a la misma habitación.
¿Quién no ignora que lobos tan melosos 
son los más peligrosos?

Todo en el lenguaje rebuscado y retórico del barroco francés. El cuento nos arroja datos importantes de la época como el sistema para trabar una puerta. Pero ¿es ésta verdaderamente la versión primitiva? ¿Existía Caperucita antes de Perrault?

Una caperucita medieval

En la Edad Media ya encontramos antecedentes orales de un cuento con características similares al cuento escrito por Perrault en el barroco francés. Y esto es natural cuando se trata de cuentos de la tradición oral, pues es frecuente encontrar por ejemplo, el cuento de la Cenicienta con diversas versiones en la tradición oral de África, del Oriente y de los indígenas del sur de América. También de Caperucita Roja se han encontrado paralelos africanos y orientales. Los folcloristas analizan el cuento y encuentran muchos puntos en común con relatos orales mucho más antiguos que el cuento recopilado en Francia. De hecho, se ha encontrado un libro medieval destinado al uso de los escolares escrito en el siglo XI de la era cristiana, por Egberto de Lieja, llamado Fecunda Ratis: “La Nave Fértil". Se trata de un libro didáctico que ya existía en Europa 6 siglos antes que Perrault, es decir, 600 años antes de la versión más conocida. 
El libro tiene una intención catequizante y contiene una recopilación de proverbios, cuentos y fábulas. Egberto maneja un material antiguo de procedencia popular que ha sido muy valorado por los folcloristas. De hecho, el autor afirma que sus relatos han sido relatos de campesinos. Uno de estos relatos del siglo XI guarda coincidencias con Caperucita Roja. Originalmente está escrito en latín, pero ha sido traducido por Rafael de León, en Málaga, en el año 1964. Oigámoslo.

"Lo que os digo, en el campo se cuenta de igual modo
y no es tan sorprendente como digno de crédito
al sacar en la iglesia a una niña de pila
le regalaron una caperuza roja.
La quinta quincuagésima se celebró el bautizo
cuando al alba la niña cumplía cinco años.
Después, mientras andaba sin cuidado ninguno
le salió al paso un lobo que se la llevó al bosque
y dejó por comida la presa a sus cachorros
que la acosaron juntos y no pudiendo herirla
mansamente empezaron a lamer su cabeza
- No me rompáis, ratones, dijo entonces la niña.
esta caperucita que me regaló mi padrino.
Templa el Dios que los hizo, los destemplados ánimos".

El texto nos permite afirmar que ya en el siglo XI existía una tradición popular que contenía elementos de Caperucita Roja. A pesar de las diferencias entre Egberto, Charles Perrault y la versión de los hermanos Grimm, hay coincidencias. En las tres versiones, la protagonista es una niña pequeña que usa una prenda roja. En latín dice "túnica" lo que no implica que llevara una caperuza, pero el hecho que los lobitos no le pudieron lamer la cabeza a causa de un capuchón, nos da la idea de que la túnica llevaba una caperuza. 
En las tres versiones, la prenda le ha sido regalada por una persona que la quiere, en este caso por el padrino de la niña. En las tres versiones, la niña comete una imprudencia adentrándose en el bosque. En las tres, el lobo atrapa a la niña. En el caso de la versión medieval, la entrega a sus crías para que sea devorada, pero ella sale ilesa gracias a la protección de la caperuza.
Se trata de un cuento metafórico de alusión cristiana al bautismo. La capa roja, como el bautismo, sirve a la niña de protección contra el demonio.
En el cuento medieval, la capa ejerce una función mágica, ya que se hace bastante alusión a ella. Se nos informa quién se la regaló y cómo le sirve de protección. En un contexto medievalista católico, la capa se transforma en el símbolo de la protección divina que el bautismo proporciona a los cristianos. No es éste el único texto latino en que se utiliza la palabra túnica para subrayar la protección del bautismo. La niña viste túnica roja. Al final, se subraya la presencia divina y se dice como corolario: "Templa el Dios que los hizo los destemplados ánimos".
En suma, lo más importante del cuento de Egberto es el mensaje cristiano y la idea de la protección de la túnica roja contra el peligro del lobo, que en el contexto medieval, es la representación del demonio, por consiguiente del pecado. Como el texto aparece en un libro de lectura para los niños, la idea del autor es convencer de las virtudes del bautismo como coraza o protección contra el mal y propagar esta costumbre entre las familias. Este mensaje no aparece evidente en las versiones posteriores, aunque hay también versiones en las que se encuentran mensajes cristianos. Hasta el día se hoy quedan remanentes de esta versión en la tradición popular de muchos países donde se prende al recién nacido una cinta de color rojo como protección contra los malos espíritus.
Otro detalle a considerar en este pequeño cuento es el color de la túnica: rojo. Se la regaló el padrino el día del bautizo a los cinco años. No olvidemos que el bautismo es también un rito de iniciación. 
El texto señala que el padrino le regaló la caperuza "la quinta quincuagésima", es decir, Pentecostés, que era el día, junto con la víspera de Pascua, cuando se bautizaban a los niños. En esta fecha de la liturgia cristiana, los sacerdotes empiezan a utilizar la casulla de color rojo, en tanto que los niños que van a ser bautizados utilizan una prenda de este color, por eso el padrino se la ha regalado en el día del bautismo. 
El color coincide con la fecha del bautizo en el calendario litúrgico. Por eso, lleva la túnica que la preserva del pecado, es decir, del lobo y sus crías. Ya hemos dicho cómo en la Edad Media, el lobo aparece como símbolo del pecado y viva imagen del demonio. 
Curiosamente esta prenda es la que figura en el título en todas las versiones: la Caperucita Roja que en el cuento de Egberto va a ejercer como instrumento de salvación, es decir, va a ser un verdadero talismán que la protege de la muerte.
Este elemento desaparece en las versiones posteriores. La importancia del texto de Egberto es que por primera vez encontramos el primer testimonio de la caperucita roja. También es relevante analizar los primeros versos que se refieren a que la historia ha sido recogida de labios de campesinos, lo que nos hace suponer que la historia a su vez, sea aún más antigua: “Lo que os digo, en el campo se cuenta de igual modo”…

Un precedente griego.

Si nos remontamos aún más atrás, encontraremos antecedentes del cuento en relatos orales del siglo II A.C. contados en Atenas, donde aparecen descripciones de ritos de iniciación sexual de jóvenes doncellas muy hermosas que eran ofrecidas a los dioses en sacrificio con el propósito de librar a una comunidad de una plaga. 
Esta desfloración de una muchacha hermosa en un templo tenía lugar a través de un hombre escogido que estaba ataviado con una piel de lobo. Así aparece representado en diversas pinturas que muestran esta escena: niña hermosa enfrentada a lobo. El hombre va ataviado con ropajes de lobo y es quien comete la violación. Su nombre es Likas, palabra que tiene evidente relación con la palabra Likos en griego, que quiere decir lobo. 
Este rito de iniciación sexual permanece vigente en Nueva Guinea y en algunos puntos de la América primitiva. A la doncella iniciada se le hace entrar en una cabaña que tiene forma de animal salvaje y volver a salir luego de allí, como si fuese engullida y devuelta a la vida por la fiera, del mismo modo que la niña en el cuento sale del vientre del lobo. Esta es una interpretación etnográfica, es decir, es una teoría que analiza el cuento en relación a los ritos de las etnias antiguas. Aquí el paralelo es evidente.
En un relato oral de la antigua Grecia, Eutimo logra vencer al espíritu, lo mata y de esta manera salva a la doncella, tal como siglos después, el cazador salva a la niña
En unos casos se trata de un sacrificio propiamente tal y en otros casos, se trata de una desfloración ritual. La muchacha era conducida al santuario y al día siguiente sus padres la iban a buscar y la llevaban de vuelta a casa convertida de doncella en mujer. Lo interesante es conocer la indumentaria de la joven doncella. En las pinturas aparece siempre ataviada con cintas en la cabeza y llevando siempre una cesta bajo el brazo. Recordemos que en las versiones registradas por Charles Perrault y por los hermanos Grimm, este detalle de la cesta es imprescindible. 
En la versión de Perrault lleva siempre pasteles y un tarrito de matequilla. En la versión de los hermanos Grimm, pasteles y vino o pasteles y leche. 
Junto a los ritos griegos de iniciación femenina, Aristófanes y otras fuentes mencionan ciertas tareas rituales que debían ejecutar las muchachas como fabricar panes sagrados como ofrendas para las divinidades y llevarlos en cestas o canastos durante las procesiones de los sacrificios. De manera que el paralelismo es evidente. Del mismo modo, las novias romanas se cubrían la cabeza con un velo rojo llamado flammeum, es decir, color del fuego. Según la mayoría de los autores, este paño que cubría la cabeza era rojo. Estas significaciones se perdieron con el tiempo. La versión que recogió Perrault estaba desprovista de este sentido, pero no hay duda de que el relato primitivo guarda relación con ritos de iniciación femenina en la vida adulta y en la sexualidad.
Aún podemos remontarnos más atrás, a la historia del Antiguo Testamento. En "Caperucita Roja" hay un sustrato bíblico que se relaciona con la idea del ser humano que es devorado por un animal y devuelto a la vida desde su vientre como ocurre en el episodio de Jonás en el vientre de la ballena, motivo que es retomado por Carlo Collodi al escribir Pinocho. Recuerden ustedes que el muñeco y Gepetto pasan tres días y tres noches en el vientre de la ballena y son devueltos intactos a la vida, como en el episodio bíblico.
El trasfondo tradicional de la historia existe desde antiguo y se va haciendo más complejo a medida que pasa el tiempo. Por una parte, se añaden nuevos motivos y cada época y contexto incorpora sus propias inquietudes. Cada narrador, sea oral o escrito, aprovecha lo que quiere y lo que le viene bien para sus propósitos y para su público. Por otra parte, la mutua influencia entre la tradición oral y los textos escritos va aumentando progresivamente.

Caperucita Roja de los hermanos Grimm

Muchos años después, en 1819, encontramos el mismo cuento recogido en Alemania por los hermanos Grimm, quienes recopilaron cuentos de la tradición oral en los campos de la Alemania romántica y los retocaron para los destinatarios que eran los niños. Se suprimieron los desnudos. En la versión de los hermanos Grimm el lobo se coloca los vestidos de la abuela y no pide a Caperucita que se desvista. Al final, se introduce la advertencia explícita de la madre, lo cual permite reflexionar al niño sobre la importancia de ser obediente. 
El cuento termina de la siguiente manera:
"Para comerte mejor...
No había terminado de decir esto el lobo, cuando saltó fuera de la cama y devoró a la pobre Caperucita Roja. Cuando el lobo hubo saciado su apetito, se metió de nuevo en la cama y comenzó a dar sonoros ronquidos. Acertó a pasar el cazador por delante de la casa y pensó: "Cómo ronca la anciana. Debes mirar, no sea que le pase algo". Entonces entró a la alcoba y al acercarse a la cama, vio tumbada en ella al lobo. 
"Mira donde vengo a encontrarte, viejo pecador" dijo, "Yo, que te he buscado tanto".
Entonces le apuntó con la escopeta, pero se le ocurrió que el lobo podía haberse comido a la anciana y que tal vez podría salvarla todavía. Así es que no disparó sino que cogió unas tijeras y comenzó a abrir la barriga del lobo. Al dar un par de cortes, vio relucir la roja caperucita. Dio unos cortes más y saltó la niña diciendo:
¡Ay, qué susto he pasado, qué oscuro estaba en el vientre del lobo!
Y después salió la vieja abuela, también viva, aunque casi sin respiración. Caperucita Roja trajo inmediatamente grandes piedras y llenó la barriga del lobo con ellas. Y cuando el lobo se despertó quiso dar un salto para salir corriendo, pero el peso de las piedras le hizo caer, se estrelló contra el suelo y lo mató.
Los tres estaban contentos: el cazador le arrancó la piel al lobo y se la llevó a la casa. La abuela se comió la torta y se bebió el vino que Caperucita le había traído. Y Caperucita pensó: "Nunca más te apartarás del camino y adentrarás en el bosque cuando tu madre te lo haya prohibido".

La Caperucita Roja de Gabriela Mistral

Interesada en la educación de la infancia latinoamericana y la literatura infantil, Gabriela Mistral escribe en 1924 una serie de cuentos infantiles versificados inspirados en los célebres cuentos de Charles Perrault. Son ellos "La Cenicienta", "Blanca Nieve en la casa de los enanos", "La Bella Durmiente del Bosque" y "Caperucita Roja". 
Estos cuentos versificados se reprodujeron profusamente en periódicos de México y Bogotá. El poema "Caperucita Roja" aparece por primera vez en el libro de lectura "Vida" del educador uruguayo Henriques Figueira. Este escritor y profesor tenía una serie de textos escolares, entre ellos "Quieres leer", "Adelante". "Trabajo y Vida", muy elogiados y recordados por Juana de Ibarbourou, Juana de América, amiga de Gabriela Mistral. Henriques Figueira era un incansable promotor de los libros infantiles y la unidad latinoamericana. Compartía ideales comunes con Gabriela Mistral y por eso, ella no vacila en enviarle su poema inédito "Caperucita" que luego será editado por primera vez en forma de libro en la editorial Amanuta de Santiago de Chile en el año 2012 con ilustraciones de Paloma Valdivia, recibiendo numerosos premios internacionales.
En Argentina destacamos la versión de Gustavo Roldán que aparece en su libro “Sapo en Buenos Aires”.

Bibliografía:

Caperucita al desnudo
Catherine Orenstein.
Ares y Mares.
Barcelona, 2003.

www.elcaballerodelosalerces.cl

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