miércoles, 25 de marzo de 2015

El libro y el celular

Proponemos el siguiente ejercicio. Acérquenle a un(a) niño(a) pequeño(a) un libro y un celular y fíjense por cuál de los dos se inclina. Lo más probable es que termine eligiendo el celular y esto no tiene nada de raro por ser un aparato que permite la interacción, tiene efectos sonoros, brinda imágenes y juegos.
Es aquí donde el adulto ingresa en escena. Como adultos y personas racionales sabemos que el principal aspecto que necesita la humanidad en su proceso de formación es la palabra, el verbo, la argumentación. La lectura y luego la escritura son tareas exclusivamente humanas que nos permiten adaptarnos, socializar y solucionar muchos problemas.

Y como adultos buscamos que desde pequeños, los humanos aprendan la importancia de leer y el placer de hacerlo, situación que nos permitirá acercarnos a la civilización, el entendimiento y la cultura.

Pero hoy los niños tienen desde muy temprana edad –algunos desde bebés– acceso al celular, la tableta y la televisión, y aprenden a emplearlos mucho antes que a leer, y vemos que sus cerebros se están acostumbrando a no leer, con lo que puede verse limitada su imaginación, su desarrollo verbal, su capacidad de análisis y de ordenar las ideas.

En una reciente entrevista periodística a un diario local, el escritor y profesor universitario Jorge Eslava nos recordó que “una buena lectura es una experiencia de inteligencia e imaginación. También de sensibilidad. Creo que desarrollar la lectura desde niños cultiva y modela el espíritu.”

Para la psicóloga y escritora Pilar González Vigil, “la lectura desarrolla la imaginación de los niños, y ahora se sabe, gracias a las investigaciones en el campo de las neurociencias, que nuestro cerebro no diferencia entre lo que imaginamos y lo que experimentamos en la realidad. Entonces, en su mente los lectores viven la historia junto a los personajes.”

En estos dos comentarios encontramos cómo formar el hábito de la lectura es fundamental en las personas, y cómo todo hábito hay que formarlo desde pequeño. Porque el niño solo no lo hará, él se dirigirá hacia el celular (que se lo prestan siempre que lo pide) o hacia la televisión (que se la encienden a toda hora) cuando de pronto tendríamos que acercarlo creativa, divertida y amorosamente al texto, al libro.

La lectura promueve el ejercicio de la atención, la imaginación, la creatividad, potencia el pensamiento abstracto y el desarrollo del lenguaje, hay quienes ven también que la lectura nos lleva a aprender muchas otras cosas, a ser más tolerantes, menos prejuiciosos y nos da lecciones morales inclusive.

Por: Manuel Arboccó de los Heros
Psicólogo-Catedrático
Publicado en El Peruano

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